homenaje

El sábado se rindió un homenaje en Lodosa a Manolo “El Gitano”, hombre entrañable, querido y reconocido por su prodigiosa voz, la cual se puede oír en cualquier evento o celebración de nuestro pueblo.

No es necesario entrar a explicar lo merecido del homenaje, ni a reconocer cómo se volcó Lodosa en la preparación del mismo.

Me he puesto a escribir sobre este asunto porque desde que el sábado a la tarde estuvimos en el auditorio de la Casa de Cultura, tengo grabada en mi retina una imagen del acto. Puedo asegurar casi con total seguridad que no olvidaré esa imagen.

Sucedió cuando Manolo subió al escenario para recibir un caluroso aplauso, momentos antes de hacerle entrega de una placa. En mi condición de alcalde, tuve la suerte de ser la persona encargada de hacerle entrega de ese pequeño recuerdo. Me acerqué, nos dimos la mano, le eché mi brazo por encima de su hombro, y me dispuse a decirle unas palabras. Es ahí donde tuvo lugar el momento por el que ahora estoy escribiendo esto.

Nos miramos, y vi a un hombre de 88 años, que, seguramente, en las dos horas transcurridas del acto había repasado interiormente toda su vida. Vi a un hombre nervioso, muy emocionado y que rebosaba agradecimiento. Pero también transmitía un poco de sorpresa. Yo creo que en ese momento seguía preguntándose, (como lo había hecho durante los días anteriores), ¿y por qué a mí? Si yo solo he hecho lo que a mí me gusta…”.

En resumen: lo que vi fue a un abuelo entrañable, que bien podía haber sido mi abuelo, porque también me recordó a él. Y en ese momento me di cuenta de que no estaría de más que todos hiciésemos un homenaje a nuestros abuelos y abuelas. Porque saber vivir la vida y hacerlo con plenitud  y dignidad bien vale un buen homenaje.

Las personas mayores, desgraciadamente, se acostumbran a que no se les haga todo el caso que merecen, y aprenden a vivir su soledad aunque estén rodeados de familiares. Por eso, no hay un ser humano más agradecido que un abuelo o una abuela cuando se le presta un tiempo de atención, por pequeño que sea. Y más si se trata de un homenaje popular.

Normalmente somos conscientes de estas cosas cuando ya es demasiado tarde. Yo ya no tengo abuelos, pero cosas como las del sábado me hacen recordarlos.

Si todavía estáis a tiempo, hacedles un pequeño homenaje a vuestras personas mayores de vez en cuando, y recibiréis la sonrisa más tierna que podáis imaginar.

Por cierto, después de mirarnos, le pregunté a Manolo: “¿Qué tal estás, Manolo?”. Y él me contestó: “Jodido pero contento”.

En fin… Todo un artista.


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.